En mi
se está muriendo
esta tarde
tu espalda,
mi triste
fugitiva.
Nunca como ahora
se apaga
en mis ojos
la ola de tu rostro.
Nunca como ahora
vamos girando,
huyendo tú
de mi boca,
mi boca huyendo
de tu espalda,
aproximándonos
a la ceniza
del último beso.