— ¿Cómo está usted, niña Auristela?
Hasta niña se dejó decirle.
—Pues así como usted ve, pasándola. ¿Cómo sigue la salud?
—Peor que peor, Auristela.
— ¿Y no fue a San José, como le dije? ¡El doctor Vargas es tan acertado!
—No, qué va. Ya para dautores sobra. Naide me saca a mí la idea que es que esto está para otra clase de remedios.