AMANECE
Es curioso: oigo llover y a la vez cantan los pájaros.
Podría ser que el agua recién comience a caer
y que los pájaros aún no lo hayan advertido.
O podría ser que los pájaros lo hayan advertido
y estén, en realidad, dejando de cantar.
Pero podría ser también que haya empezado a llover
y que los pájaros lo sepan
y aun así se larguen a cantar,
y que por fin haya nacido el día inesperado.
EL DÍA
Despertar en la cuadra donde vivo induce a confusiones:
trinan los jilgueros, hay un piano matutino
y el agua mansa de un jardín murmura en la ventana.
Sepultado en ese suelo de ensueño y de pereza,
yace sin embargo el doblez de las palabras,
el áspero cemento en que circulo,
el perfil súbitamente extraño de tu cara.