-Ramón te ha contado la verdad. Tu abuela llegó al pueblo sin nada suyo que ponerse. [...] Pero no fue porque no tuviera nada, que ella en Madrid ganaba mucho dinero y tenía los armarios llenos de vestidos, [...] sino porque quería empezar de nuevo, hacerlo desde cero, desde el comienzo absoluto, como quieren hacer todos los que se enamoran.
Una botella de aceite, y la gotita que resbala por su cuello, una taza, un simple frasco de colonia, adquieren hoy [...] el mismo carácter que tenían los objetos mágicos de Las mil y una noches. Se diría que ocultan algo, una historia, un acceso, y que nos interrogan acerca de esa naturaleza escondida. [...] Ver lo que habitualmente no vemos.
En ese momento debí marcharme. De hecho, tomé esa decisión y me encaminé, decidido, a la ventana. Pero me detuve. La casa entera era como un campo de fuerzas y, a pesar de lo firme de mi decisión, apenas podía avanzar. Terminé por quedarme petrificado, en el centro del comedor.
Es extraño el amor... Nos hace acercarnos a los demás sin saber quiénes son realmente ni a qué tipos de contagios estamos expuestos, y recibimos de ellos sustancias que nos cambian para siempre.
Creo que estar triste es tener el convencimiento de que las cosas son más de lo que parecen, que esconden siempre otra vida. Una vida que, sin embargo, nunca podremos alcanzar.
En ocasiones las confundía ; llegué a dudar de si tenían una existencia independiente o eran un organismo único en momentos distintos de su constitución o necesidad.
Vivimos en un tiempo único, el tiempo de nuestras reuniones, de nuestros encuentros, que empieza y termina súbitamente, sin dejar huella alguna.
el corazón del hombre es oscuro, está lleno de inaplazables llamadas, de deseos tan destructores y ardientes como la lava de un volcán.