En tu mente van surgiendo poco a poco las imágenes ansiadas. Un paseo a la orilla del mar. El rostro de un hombre que mira hacia la altura [el supliciado que, se indica páginas antes, es factiblemente una mujer]. Un niño que construye un castillo de arena. Tres monedas que caen. El roce de otra mano. Una estrella de mar… una estrella de mar… una estrella de mar… ¿recuerdas?