El Dalai Lama habla de los enemigos de esta forma : "Para alguien que practica la espiritualidad, los enemigos desempeñan un papel crucial. De hecho, el enemigo es el elemento necesario para practicar la paciencia. Sin su oposición, no pueden surgir la paciencia o la tolerancia. Normalmente, nuestros amigos no nos ponen a prueba ni nos ofrecen la oportunidad de cultivar la paciencia, eso es algo que sólo hacen nuestros enemigos. Así que, desde este punto de vista, podemos considerar a nuestro enemigo un gran maestro, y reverenciarlo incluso por habernos proporcionado esa oportunidad".