Un poco después de las siete sonaron en la torre las campanadas de la
censura cinematográfica. El padre Ángel utilizaba ese medio para divulgar la
calificación moral de la película de acuerdo con la lista clasificada que recibía
todos los meses por correo. La esposa del coronel contó doce campanadas.
—Mala para todos —dijo—. Hace como un año que las películas son malas
para todos.