Nadie escoge su olvido.
¿Para qué si la ausencia
recuerda lo que fue y el raudo nido
prosigue sin cesar en la apetencia?
¡Vuelve!, grita el amor, y lo que ha sido
es en su grito nueva transparencia.
Inmenso ser inmerso en el pedido
devuelta está tu voz, tu confidencia,
tu secreto, tu piel, tu repetido
fiel hontanar que nunca es la carencia
sino el cambio de sitio, el transferido
sitial a otro dulzor, a otra potencia.
No, devolverte no. Lo mantenido
queda aunque escape su vivaz secuencia.
Vives aquí y allá, tan trascendido…
Amor, no estás y bulle tu presencia.
Nada dice: prohibido.
¡Entrad!, dicen las puertas de la ausencia.
OPULENCIA VITAL
Múltiple ramo
cuyo nosotros fiel nos necesita
tal como somos, un pajar, un grano...
¡De cuántas cosas brota una sonrisa!
Alegre libertad dice: me llamo...
(aquí su nombre). Fructifica
antagonista plácido y cercano
como una carne mágica y melliza.
La luz es todo junto más el halo
con que cada fulgor se precipita.
Prójima sombra, fraternal arcano,
¡son, son! Y es el amor quien los precisa.
Pero la precisión es un regalo.
Nada más. Una dádiva inaudita.