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3/5 (sur 5 notes)

Nationalité : Cuba
Né(e) à : Matanzas , le 12/11/1886
Mort(e) à : Miami, Etats-Unis , le 12/03/1979
Biographie :

José Agustín Acosta y Bello, né le 12 novembre 1886 à Matanzas, à Cuba – mort le 12 mars 1979 à Miami, en Floride, est un critique littéraire et un poète cubain.
Docteur en droit, notaire, il s'implique dans la vie politique de son pays. Il est emprisonné sous la dictature de Machado, puis il occupe plusieurs charges publiques et devient président du parti d'Union Nationaliste. Il est l'un des artisans du renouveau de la poésie cubaine.

Source : Wikipedia
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Citations et extraits (4) Ajouter une citation
Huele a caña de azúcar. Sobre el verde
oleaje de los cañaverales
hay un temblor de sol, un rizamiento,
una vibración impalpable
que tuesta el estuche pajizo
de los erectos frutos.

El almagre
de la tierra, reseco por la falta
de lluvia, muestra huellas imborrables
de ruedas de carretas, de pesuñas bovinas,
que son pozos de sangre…

El aire quema. Apenas se produce
sombra en la tierra de los árboles
que refrescan las rojas guardarrayas
y frutecen en oro: naranjales;
o en púrpura dulcísima: caimitos
de corazón violeta: episcopales
universos de fragmentaria pulpa.

Hay vago olor de caña de azúcar en el aire,
y los bueyes descansan en las sabanas rubias,
con esa placidez que los substrae
de toda tentación. Sobre los bueyes,
meditativos y poligonales,
saltan totíes —cuervos con espíritu—
tan negros como el NO que a la esperanza
suele darle la vida. Los maizales
pierden sus áureos granos bajo el pico
de los alegres pájaros. El aire
es un cristal azul que transparenta
toda la gama verde de los árboles;
y sobre toda la esmeralda inmensa,
atlántica de los cañaverales,
el sol es un cristal que se acrisola,
y el viento es un cristal que va de viaje…!

El fruto espera que los fríos
el dulce jugo cuajen.
Pero si el güin en cada caña eleva
su gris penacho al aire,
como una larga pluma de guinea
que resiste del viento los embates,
—¡año de ruina…! predirá el guajiro,
desde la sombra de sus verdes árboles…

Nada queda que hacer al campesino
sino esperar. Revisa los mecates
que han de servir a la carreta
para el tiro de caña. Los arados
duermen, hoscos de tierra, en los lugares
de siempre. Una impaciencia de gallinas
adivina la aurora en los corrales;
la piedra de afilar dice a la mocha
su metálica hambre;
el colgante farol cambia de aceite;
los yugos y frontiles se rehacen;
y mientras el ingenio que, cercano,
alza su dura torre dominante,
hace correr por las colonias
la estratégica orden de ataque,
el campesino sueña con una zafra pródiga,
y hay fuerte olor de caña de azúcar en el aire…

- MEDIODIA EN EL CAMPO
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El ingenio anuncia cambio de faena
con un prolongado toque de sirena.

Y a través de sombras fantásticas brilla
como gigantesca lámpara amarilla,

soplando cautivos vapores rugientes
hacia los irónicos astros esplendentes.

Por las guardarrayas y las serventías
forman las carretas largas teorías...

Vadean arroyos... cruzan las montañas
llevando la suerte de Cuba en las cañas...

Van hacia el coloso de hierro cercano:
van hacia el ingenio norteamericano,

y como quejándose cuando a él se avecinan,
cargadas, pesadas, repletas,

¡con cuántas cubanas razones rechinan
las viejas carretas...!
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Vedlos : son los colosos, los gigantes, los dueños...
No son obra gloriosa de ideales empeños,
sino la cristalización del latifundio...
Tienen la actualidad máxima de un gerundio
y la determinante pesadez de un adverbio.
Predispone en su contra el talante soberbio
de sus bateyes dándonos el patrio desengaño
de ver en nuestro pueblo nacer un pueblo extraño,
tras el dolor glorioso de las luchas epónimas.
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¡Tú eres mi amor!
Cuando ya yo no exista, y tu cabeza blanca
ostente la belleza de la azucena en flor,
a quien quiera escucharte, si no lo sabe, dile;
yo fui su amor

Repítelo sin tregua, muétrales estas palabras,
que no las dicta el Arte, sino mi corazón
Mírate en el espejo de nuestra propia vida,
y repite, repite: yo fui su amor.

Y cuando te pregunten: Por qué si su amor eras,
no los tuvo la vida juntos siempre a los dos?
—Por que la vida es mala, y él eera bueno—diles! pero yo fui su amor!

Y si en algún momento amigos generosos
solícitos exponen mi pensamiento al sol,
grítales sin palabras a los que me recuerden:
yo fui su amor.

Que al verte viejita, pero radiante y bella,
todos dirán, guardando respeto a tu dolor;
Qué extraño es que haya sido el amor de un poeta
si ella era todo amor?


Pero si no te creen... si el mundo mal te juzga,
inicia hacia el misterio la astral evocación,
que yo vendré a tu lado, y te diré en un beso:
Tú eres mi amor
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