EL ARBOL DE LA CULPA
¿Nadie sabe qué es
. . . . el helecho,
este milagro que respira?
¿Nadie sabe qué es
. . . . el gorrión,
que salta en el suelo y se va,
. . . . que vuela en el cielo?
¿Nadie sabe qué es este momento
. . . . de aire como miel,
que ya no es este momento?
Nadie sabe qué es
. . . . el corazón que late,
el tiempo que late y combate
. . . . y los grandes espacios
abiertos, que palpitan.
De escogidas, profundas, solitarias
. . . . . palabras he vivido. De los bardos
. . . . . . . . . . . del mundo, las movientes
palabras solitarias.
. . . . . . . . ¿Así podría morir?
Cuando cae la carne de las grandes
. . . . . palabras solitarias,
. . . . . . . . . . . cuando cae la carne
de los frutos –oh carne–
. . . . . . . . estoy adentro.