Mariano tuvo que pedir ayuda a su hija para apartar la cama y entre las do, conn mucho trabajo, levantar las baldosines que cubrían el hueco en el que Ramón había ocultado los libros que en 1939, cuando la derrota, consideró comprometedores. Ante la mirada de incomprensión de Aurora los volvió a colocar en el estante : el único y su propiedad, de Stirner; Filosofía de la miseria y ¿ Qué es la propiedad? de Proudhon; la Conquista del pan, de Anselmo Lorenzo; Dios y el Estado , de Bakunin , la Moral anarkista , de Kropotkine; Siete Domingos rojos , de Sender; Amor y sexo , de Hildegart.... Mientras iba colocando los libros en el estante, ante la mirada atónita de Aurora, Mariana no paraba de decir en susurros:
- Tengo que estudiar... Tengo que estudiar mucho... No sé casi nada... No entiendo nada...Quiero entender.... Tengo mucho qué estudiar, mucho...
No se quedó aquello en un simple propósito, sino que Mariana lo llevó a la práctica. Leía constantemente aquellos libros, y alguna vez Aurora sorprendió a su madre copiando fragmentos en un cuadernillo con tapas negras, de hule.
Ramón Gómez , el joven y habilidoso traspunte, lo había preparado todo minuciosamente , había dedicado a esa labor la mañana entera, y ahoradaba las órdenes precisas para que, ante las miradas atónitas de Doña Benigna, del cura , de la hermana de la caridad, de las demás enfermas, de los visitantes, de todos los espectadores del teatro, La Fantasía , la noble y generosa Fantasía , derrotase a la traidora realidad.
Florecían rosas en el techo de la sala del hospital, y olorosos jazmines. La isla de la Fantasía estaba en las áridas tierras de Hondonadas que ahora eran fértiles y amenas, y pisando suelos de nubes o de algodón, una joven , en lka que la portera Mariano Bravo se reconocía, llegó a una plaza amplia y destartalada, con forña de raja de melón, y preguntó
- ¿ Para ir al palacio de la Fantasía?
- Es aquél
Ramón Gómez , el joven y habilidoso traspunte, lo había preparado todo minuciosamente, había dedicado a esa labor la mañana entera, y ahora daba las órdenes precisas para que, ante las miradas atónitas de doña Benigna , del cura, de la hermana de la caridad , de las demás enfermas , de los visitantes, de todos los espectadores del teatro, la Fantasía , la noble y generosa Fantasía , derrotase a la traidora realidad.
Florecían rosas en el techo de la sala del hospital, y olorosos jazmines . La isla de la Fantasía estaba en las áridas tierras de Hondonodas que ahora eran fértiles y amenas, y pisando suelos de nubes o de algodón, una joven, en la que la portera Mariano Bravo se reconocía , llegó a una plaza amplia y destartalada , con forña de raja de melón...