Arcoíris
Apareció ante mí: arcoíris. Se acercó con paso de niebla y me saludó, como a un viejo conocido, con voz de viento suave entre las hojas. Al ver mi sombra, me preguntó si podía ayudarme. Sonreí y traté de ir hacia su arco. Me dijo con la mirada que fuéramos hacia la luz. Al llegar a un claro del bosque, una enorme letra crecía en el prado... Era como un árbol altísimo, sin follaje. Era, me lo dijo arcoíris sin palabras, una de sus raíces. Quién sabe si era la madre o el padre, el abuelo del o de la que me había llevado ahí. En verdad, no sabría decir si era arca o arcoíris, aunque tuviese prístino mirar de cielo estrellado. Subí, desde luego subí. A medida que ascendía, mi sombra se disipaba como yo mismo. Una tenue música empezó a subir desde mis raíces y a iluminarme con sus siete colores.
Un árbol crece
en el cielo
sus frutos
son las estrellas