El relato, contado en primera persona, se ofrece casi como un cuento de hadas. La historia está muy cerca de los relatos mágicos en el que los acontecimientos se explican por el suceder de lo inverosímil y como esto se torna, por obra de la escritura, en una realidad casi onírica. Pero en la historia contada la forma de operar de Martín Garzo va más allá. La escritura traspasa lo mágico para, desde lo insólito, ofrecer una suerte diversa de guiños irónicos desde los que hurgar en las entrañas del mundo (femenino sobre todo), y así ofrecer la geografía contradictoria de las cosas, siempre desde la mirada inocente del que desconoce y descubre.
Luis de la Peña, en "Babelia", El País, 26/7/99.
(http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/garzo/book_bel.htm)
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En ese momento debí marcharme. De hecho, tomé esa decisión y me encaminé, decidido, a la ventana. Pero me detuve. La casa entera era como un campo de fuerzas y, a pesar de lo firme de mi decisión, apenas podía avanzar. Terminé por quedarme petrificado, en el centro del comedor.
Creo que estar triste es tener el convencimiento de que las cosas son más de lo que parecen, que esconden siempre otra vida. Una vida que, sin embargo, nunca podremos alcanzar.
En ocasiones las confundía ; llegué a dudar de si tenían una existencia independiente o eran un organismo único en momentos distintos de su constitución o necesidad.
Vivimos en un tiempo único, el tiempo de nuestras reuniones, de nuestros encuentros, que empieza y termina súbitamente, sin dejar huella alguna.