LA LLOVIZNA SE DETIENE
La llovizna se detiene en el aire:
no necesita caer para recibirla.
Está ahí, como un racimo blanco.
Extendemos las manos para tocarla,
con cuidado, como si pudiera quemar
como chispas que saltan del carbón encendido.
Los lapachos ya no sentirán el espasmo,
sus flores también caen en violeta lluvia
sobre el suelo y por debajo de la luz.
Pronto el rocío encenderá las lámparas
cuando el sol, vencido, se desplome
detrás de las lomas inalcanzables.
CONQUISTADORES
Se duermen las horas de la noche
y la muerte acecha
como un mal pensamiento.
La llovizna es un temprano susurro
que hechiza la voluntad
para decirle adiós a la esperanza.
Vamos, Vida, no detengas tu tambor.
Somos conquistadores sin reino.
LEY
El aroma del día
anima la soledad
de hombres y mujeres laboriosos:
es la antigua ley de las almas simples.