Allí donde lo prodigioso se convierte en cotidiano se instala este "cuento de hadas" de Martín Garzo. Este relato fantástico, sin hadas, podemos leerlo como un homenaje a Andersen, el autor de "La sirenita", uno de los cuentos preferidos del autor. Pero también como una continuación -en el motivo de la mujer manca- de "
El lenguaje de las fuentes", con la que consiguió en 1993 el Premio Nacional de Literatura.
Esta nueva aportación a lo fantástico maravilloso nos hace pensar en los débiles cimientos sobre los que se sustenta ese tipo de literatura en nuestro país. Lo que no impide que de vez en cuando aparezca un escritor, eso sí, siempre grande, para llamar la atención sobre el género: de Cunqueiro y Perucho a Martín Garzo, sin que nos olvidemos de
Ana María Matute, también gran admiradora del citado escritor danés,
José María Merino o
Bernardo Atxaga, al que aquí también se homenajea, con la referencia a su Obaba. […] Este es un libro para jóvenes y para adultos, pero sobre todo es un texto ideal para hacer lectores, para empezar a envenenarse con el encanto de la ficción. En sus páginas conoceremos la historia del mercader de sueños; la de Raquel, que se enamoró de un jabalí blanco; la de los últimos dodos, en cuya "mansedumbre se guardaba el secreto del paraíso"; la de la ciudad de las mujeres mancas, o la del médico del reino... O sea, lo que ha sido fuente de los mejores relatos tradicionales: el bien y el mal, el encuentro y la pérdida, el fracaso, la amistad, el dolor, la dicha...
La historia que nos cuenta Martín Garzo no sólo es emocionante y hermosa, y tiene los tintes de lo verdadero, sino que también trae ecos de los mejores cuentos fantásticos de siempre, de esos que nos asoman a lo que hay más allá del espejo.
Fernando Valls en "La Esfera", El Mundo, 30 de septiembre de 1995.
(http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/garzo/book_princesa.htm)